Washington.- El presidente, Donald Trump, recibió ayer en la Casa Blanca al ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, en medio de la polémica por su decisión de despedir al ya exdirector del FBI, James Comey, quien investigaba los posibles lazos entre la campaña electoral del magnate y el Kremlin.
El encuentro de ayer con Lavrov a puerta cerrada en el Despacho Oval fue el contacto de más alto nivel de Trump con el Kremlin desde su llegada a la Casa Blanca el pasado 20 de enero.
Más allá de las conversaciones que ambos tuvieron sobre los conflictos en Siria y Ucrania, la atención sobre el encuentro se centró en el hecho de que tuvo lugar solo un día después del despido fulminante y por sorpresa de Comey, quien lideraba una investigación sobre los supuestos contactos con Rusia de la campaña electoral de Trump. Tras verse con Lavrov, Trump recibió al exsecretario de Estado Henry Kissinger (1973-1977) y, preguntado por si el tema de Comey afectó a su reunión con el ministro ruso, Serguéi Lavrov, el mandatario respondió tajante: “No, en absoluto”.
Trump no quiso responder a otra pregunta relativa a si el nuevo director del Buró Federal de Investigaciones (FBI) estará a cargo de las indagaciones en marcha sobre los contactos de su campaña electoral con Rusia. Sin embargo, la portavoz adjunta de la Casa Blanca, Sarah Huckabee Sanders, comentó después en su rueda de prensa diaria que el Gobierno “anima” al FBI a completar su investigación sobre la supuesta injerencia rusa en las elecciones y los posibles nexos del Kremlin con la campaña de Trump.
En sintonía con Trump, el portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov, afirmó hoy que Rusia espera que la destitución de Comey no afecte a las relaciones bilaterales entre Moscú y Washington.